Samuel Martino
Una vida consagrada al Reino de Dios.
El reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó
a sus siervos y les entregó sus bienes…a
cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos…
El 4 de julio de 1920, en la localidad de Arroyo Seco, nació en el seno de una familia de inmigrantes
italianos llegados a la
Argentina a fines del siglo XIX.
Samuel, era el séptimo de 8 hermanos. Su papá se llamaba Samuel Martino,
había nacido en Italia el 21 de enero de
1876 en el pueblo Oppido Lucano, provincia de Potenza –Basilicata y arribó solo
a la Argentina
alrededor de 1898. Su mamá se llamaba
Teresa Benedetto, también había nacido en Italia en la localidad de Accerenza,
Provincia de Potenza – Basilicata, el 1º de enero de 1885 y arribó a la Argentina junto a su
familia alrededor de 1893. Ambos contrajeron matrimonio el 7 de agosto de 1903.
Sus hermanos eran: Dominga (Vda. de Olita), Rosa María (de Chiorra),
Magdalena, Marcia Epifanía, Deodato (Tito, casado con Aurelia López), Pedro y
Juan (casado con Esterlina DÁlonzo), el único menor a él.
La infancia
Apodado “Muelsa” por sus familiares y amigos de la infancia; hincha del Club Atlético Newell's Old
Boys, cursó la escuela primaria en su pueblo natal.
De pequeño concurría a la
Parroquia de la
Asunción de la Santísima
Virgen, donde se le
administraron los sacramentos. Siendo
monaguillo de la parroquia recibió el llamado de Jesús al sacerdocio.
Su hermano Pedro también siguió las huellas de Jesús y fue ordenado
Sacerdote, cumpliendo una importante tarea evangelizadora en la Parroquia Nuestra
Señora de la Guardia
de Rosario. Su hermana Marcia Epifanía, de vocación religiosa, se consagró como
Hermana de las Inmaculadas de Génova, con el nombre de Sor María Asunción.
Seminarista
A los 13 años ingresó en el Seminario. Como en aquel entonces la Arquidiócesis no contaba con seminario, lo hizo en Santa Fe, donde cursó parte del
secundario; luego fue trasladado a Rosario y tuvo que hacer dos años en uno. Regresó
a Santa Fe y allí residió 3 años para
cursar Filosofía y más tarde se trasladó al Seminario Mayor de La Plata, donde cursó Teología.
La
dedicación al estudio le produjo un surmenage que lo mantuvo inactivo por el
lapso de un año.
Durante
sus años de seminarista se construyó la Casa San Alberto en Santa Rosa
de Calamuchita, en donde tuvo como tarea la pintura de las puertas.
Ordenación Sacerdotal
Fue
ordenado Sacerdote a los 27 años de edad, el 20 de diciembre de 1947, por Monseñor Caggiano. Su primer destino fue Casilda junto a Monseñor Malloret y luego Pujato, donde se convierte en el primer Cura Párroco
de aquel distrito.
La parroquia San Pablo
El padre Samuel llegó a la parroquia San Pablo Apóstol el domingo 9 de enero de 1955. La primera misa que celebró
fue la de las 10 de la mañana, donde el Padre Benito Rodríguez lo presentó como
el nuevo párroco. Al terminar la
celebración invitó a los fieles a besar el Niño Jesús, hecho con el cual tomó
contacto con la feligresía que lo acompañaría durante toda su vida sacerdotal
en Villa Constitución. “Nunca imaginé
que iba a estar tanto tiempo en Villa Constitución. Cuando llegué, todavía era
párroco monseñor Benito. Yo venía de un templo pequeño, en Pujato, y nunca me
voy a olvidar la impresión que tuve cuando entré por primera vez a esta
parroquia y vi ese altar tan hermoso y tan grande”.
Las capillas
El Padre Samuel desplegó su actividad apostólica en el
extenso territorio de la entonces Parroquia San Pablo, que abarcaba también Pavón,
Empalme y Theobald.
Desde su llegada se ocupó de fortalecer el culto y para ello organizó a
las comunidades en las distintas capillas que fueron surgiendo: Santa
Teresita (Empalme), Nuestra Señora de
Fátima, San Miguel, Stella Maris,
Nuestra Señora de Luján, Sagrado
Corazón, San Lorenzo, Jesús Misericordioso, San Camilo y Nuestra Señora del
Carmen.
De todas ellas se constituyeron 3 nuevas parroquias: Santa Teresita, el
24 de septiembre de 1964, Nuestra Señora
de Fátima, el 25 de febrero de 1984 y Nuestra Señora de Luján, el 12 de octubre
de 1990.
Los pesebres vivientes
Año tras año, entre
Navidad y la Fiesta
de los Reyes Magos – Epifanía del Señor-, Martino recorría los distintos barrios de la zona de la
barranca. La modalidad consistía en presentar un pesebre viviente entre los vecinos de cada
barrio. Cada uno de esos días, alrededor de las 5 de la tarde, convocaba en el patio de la iglesia a los niños y jóvenes de la Parroquia a quienes,
como si fuese un director de cine, enseñaba a representar el pesebre. Luego
cargaba su Estanciera con juguetes y junto a sus colaboradores se dirigía hacia el encuentro con sus fieles
más necesitados de los barrios de la zona de las barrancas.
Tocando la bocina de los automóviles se anunciaba su
llegada y los vecinos comenzaban a concentrarse. Hacía colocar a todos en un
amplio círculo y en especial a los niños, que miraban con devoción la representación
bíblica hasta el momento más ansiado, la llegada de “unos reyes magos venidos
de oriente” que traían los mejores juguetes del momento.
Se repartían
cientos de pelotas de fútbol,
muñecas de moda, junto a Niños
Dios, Rosarios, medallas y estampitas.
La jornada terminaba saludando y bendiciendo a cada uno de los vecinos.
Luego repartía a los pequeños actores en su casa.
La educación
Colocación y Bendición de la Piedra Fundamental
del Edificio de la Escuela San Pablo (29 de junio de 1969)
Atento a todas las necesidades de sus fieles, y en especial bregando por
la formación espiritual de los niños y jóvenes, desarrolló una importantísima
obra educativa, cuyo objetivo fue educar
a la luz del Evangelio. En 1961 funda su
mayor empresa: el Instituto "San Pablo".
En 1963 propició la llegada de la Congregación Hijas
de Cristo Rey y desempeñó un rol
fundante en los inicios de la Escuela Cristo
Rey desde ese mismo año en adelante. En
1981 crea el Instituto Terciario San Pablo y
la Escuela
Primaria Divino Maestro de Barrio Amelong y en 1989, la Escuela Secundaria
Mater Dei.
Inauguración de la Escuela Divino
Maestro. Barrio Amelong. 9 de marzo de 1981
Las procesiones
El Padre Samuel insuflaba al año litúrgico con las
celebraciones y procesiones: el Vía crucis
de Semana Santa con la Cruz,
el Cristo yaciente y la
Dolorosa; Corpus Christi en torno a la plaza, San Antonio –de vieja data en Villa Constitución- , San Pedro y San Pablo –fiestas
patronales-, San Roque y la Virgen
del Luján -una promesa por la
epidemia de poliomelitis del año 1956 ya que no hubo en la ciudad ninguna
víctima fatal, y la más grande de todas las procesiones, el día 8 de diciembre, Fiesta de la Inmaculada. En el atrio de la Iglesia reunía a una multitud junto a los niños
que realizaban la Segunda Comunión
con sus trajes de ocasión.
Visita de Monseñor López el 8 de Diciembre de 1984
Al finalizar la liturgia de San Antonio y San Roque se
repartía pan bendito.
Entre sus colaboradores más destacados se encontraban Teresa
“Chacha” Di Giorio, quien guiaba las Misas y Procesiones; Matilde Suárez, la Sacristana que
magistralmente interpretaba las canciones litúrgicas en el órgano; Antonio Zuazo, colaborador incondicional,
entre muchos otros.
La devoción mariana
Un capítulo especial merece el Mes de María. En alguna
oportunidad confesó que había tomado la idea del Padre Malloret de
Casilda. Durante las noches del mes de
noviembre, a partir del día 7, convocaba
desde los altoparlantes del campanario con los acordes de la melodía “Para Elisa”.
“Todas las noches, desde las
21.15, el rezo del Santo Rosario. Venga
con su familia a traer una flor espiritual a la Virgen”.
El templo día a día se iba colmando de fieles. A las
21.15 se abrían las puertas del atrio; primero los monaguillos, luego los niños
y finalmente el Padre Samuel. Cómo olvidar aquel “Venid y vamos todos con
flores a María que madre nuestra es”.
Luego el rezo del Santo Rosario. A continuación una historia mariana y
los pedidos a la Virgen
que la gente hacía y que se leían uno a
uno. Finalmente la distribución de la Comunión y las jaculatorias a la Virgen.
Al terminar, Chacha
distribuía números a los niños para un sorteo final del último día, mientras
Matilde interpretaba en el órgano Los Cielos, la tierra.
Los días finales eran multitudinarios, se dedicaban a los
niños, los enfermos, los difuntos, los jóvenes, los matrimonios, las
madres….
Y el última noche, la despedida final con el Adiós Reina del
cielo.
La iglesia de llenaba de un aroma a jazmines que
preparaba el clima navideño e invitaba a
vivir en el paraíso.
La pastoral
La obra pastoral tuvo como ejes las distintas
asociaciones parroquiales que convocaban a numerosos fieles. La Acción Católica -masculina, femenina y jóvenes-, el Movimiento de
Cursillo de Cristiandad, la
Legión de María, Grupo Scouts, Obra de las Vocaciones
Sacerdotales, Caritas, Catecismo.
Los frutos más preciados de esa pastoral fueron las distintas
vocaciones que respondieron al llamado a la vida consagrada, entre ellos once sacerdotes y numerosas religiosas.
Fiestas Patronales (1978)
En muchas ocasiones repetía su misión “salvar las
almas”. Con un templo siempre lleno de fieles, el Padre Samuel celebraba misas:
sábado por la tarde en Barrio Talleres y en la Parroquia; luego asistía
a las reuniones de los grupos parroquiales, hasta las 20.00, en que comenzaban los casamientos. Los domingos por la mañana misas de siete,
nueve y diez en la parroquia; a las once en Fátima. Además, todos los domingos a las 11.00, bautismos. Por la
tarde misa en Barrio Talleres, a las
18.00 o 19.00 según los meses del año.
Durante las misas y mientras su Teniente, como acostumbraba
llamar a los Vicarios Cooperadores, celebraba, él atendía las confesiones,
hasta el momento de los avisos parroquiales cuando tomaba la palabra para dar a conocer la
agenda semanal de la parroquia.
En la obra pastoral estuvo asistido por los sacerdotes
Orlando Oldani, Héctor Cardelli, Raúl Parodi, Alberto Gamba, Gabriel Del Paso,
Raúl Melgarejo, Carlos Campillay, Claudio Mariani y Daniel Segundo. También
colaboraron, entre otros, el Padre López, de la Congregación
Claretiana, y los
sacerdotes Jorge Piñol y Daniel Almada, de Cristo Rey.
En las misas de Comunión el momento más emotivo era cuando
invitaba a todos a cantar, con los Rosarios en las manos, ¡Viva María, Viva el
Rosario!
El Padre Martino
Devoto de la
Virgen y del Sagrado Corazón, se deleitaba con el folklore y
con componer coplas y rimas, entre ellas
la Milonga
del Bajo, dedicada a los fieles de la zona de la Barranca, donde concurría
los sábados a la hora del mediodía y compartía el almuerzo.
Sus
dotes histriónicas discurrían entre la payada, el arte de ventrílocuo con su
muñeco Chirolita, y sus disfraces de indio.
Gustaba de
las sierras, en especial de los parajes
Cordobeses, entre ellos “EL Corcovado”,
en donde alquilaba una modesta casita para descansar durante un mes en el
verano. Con espíritu peregrino, viajó a
Roma y Tierra Santa en 1977. En 1988 visitó meramente Roma. En 1997 visitó el
Santuario de Guadalupe, en México.
En varias oportunidades organizó la remodelación del Templo.
Primero se quitaron las rejas del frente y se hizo la explanada. Luego en 1980, se realizó una restauración total que incluyó tanto el
interior como el exterior, junto a la colocación de los vitrales. En otras ocasiones se abocó a la pintura y
reparaciones integrales.
De fuertes
convicciones y apegado a las tradiciones, se convirtió en un defensor de la
moral pública, lo cual le acarreó
críticas de los sectores anticlericales. En algunas oportunidades realizó
declaraciones polémicas que produjeron el rechazo de sectores progresistas. Sin
amilanarse encabezó la defensa del matrimonio indisoluble durante los debates
de la Ley del
Divorcio, promovió la participación en el Congreso Pedagógico Nacional y
organizó las celebraciones por los 500 años de la Evangelización en
América.
Existen en
la ciudad diversos íconos religiosos que atestiguan su obra: la imagen de la Virgen en las Dos Rutas, la
imagen del Sagrado Corazón de Jesús en la Curva de Basi, los edificios de las Capillas o de
las Escuela; pero todo ello es el aspecto visible de otra obra más importante..
El Padre Martino compartía los distintos momentos de la vida de sus fieles: los
alegres como un casamiento, un bautismo, la bendición de una casa, de un
automóvil nuevo; los difíciles cuando visitaba a los enfermos o llevaba la Eucaristía a quienes ya
no podían ir a misa; o aquellos tristes por la partida de algún ser querido. Fue allí que logró tejer una relación afectiva con su
feligresía, que quienes no participaban
de la vida parroquial no lograron comprender y que era una de las bases de su
sustento y afecto en la ciudad.
Sus últimos años
El 19 de abril de 1999 el Santo Padre Juan Pablo II lo distinguió
concediéndole el título pontificio de Prelado de Honor de Su Santidad,
incluyendo el uso del tratamiento de Monseñor
e incorporándolo a la familia pontificia.
En el mes de febrero de 2010 fue alojado en el Hogar de Ancianos Municipal luego de haber
estado internado en el hospital, ya que
padecía el mal de Alzheimer.
“No he
hecho otra cosa más que cumplir con mi deber. Las gracias que recibí a lo largo
de mi vida han sido innumerables, por todas las familias que me acompañaron en
esta noble tarea de evangelizar a la ciudad".
Después de 63 años de trabajos apostólicos, el 19
de marzo de 2010, solemnidad de San José, falleció a los 89 años de edad. Incasable obrero del Reino en Villa
Constitución; Monseñor Martino o simplemente el Padre Samuel, nombre con el cual sus
feligreses siempre lo recordarán.
"Espero responder con mi vida, mi
predicación y mi plegaria, para que todos ustedes se encuentren conmigo un día
en el Cielo"..
Al igual que el siervo del pasaje evangélico, Samuel Martino fue un
hombre que vivió humanamente sus bondades
y sus muchos defectos. Seguramente una de sus mayores virtudes fue la
fidelidad con la que abrazó el llamado de Jesús y su vocación por el sacerdocio,
la que vivió hasta los últimos momentos
de su vida.
“Siervo bueno y fiel, en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
Mateo 25.
“Trabajaré
y me desgastaré
por vuestras
almas”
San Pablo.
Monseñor Samuel Martino
1920- 2010